La facturación del sector logístico del frío ha experimentado un crecimiento sostenido en los últimos años, pasando de casi 50 millones de euros en 2021 a 106 millones en 2023, según el Observatorio del Frío, un aumento motivado por la demanda de productos congelados y las crecientes mejoras en la eficiencia de la cadena de suministro.
Este año, el ejercicio de la cadena de frío se ha visto impulsado por nuevos avances tecnológicos, cambios en la demanda del consumidor y desafíos ambientales. Por ello, es fundamental conocer los retos destacados y proponer mejores prácticas.
La ocupación media de los almacenes de productos congelados en España ha sido superior al 76%, según la Asociación de Explotaciones Frigoríficas, Logística y Distribución de España (ADELFE). Por regiones, Canarias lidera la tabla, seguido de la Comunidad Valenciana, la zona centro y Cataluña.
Estas instalaciones han contado con sistemas de control y monitorización que garantizan que la temperatura se mantenga constante y detecte cualquier variación en la temperatura, y así evitar una rotura en la cadena de frío.
De la misma manera, se ha empleado el embalaje de los productos, actuando como barrera de protección para los alimentos contra factores externos y manteniendo las condiciones de temperatura controlada. Gracias al avance tecnológico, los materiales han evolucionado para incluir propiedades aislantes y sistemas de monitorización integrados para rastrear los artículos y preservar su integridad en toda la cadena logística.
Este ha sido el desafío fundamental durante mucho tiempo para las compañías transportistas. Por ello, se ha estudiado la implantación progresiva de vehículos eléctricos para el transporte por carretera y la última milla.
Algunas tecnologías, como la inteligencia artificial (IA), han permitido la optimización del transporte de los productos refrigerados en las rutas. Estos avances en la planificación de los recorridos y la gestión de flotas han ayudado a abaratar los costes, reducir los tiempos de entrega, contribuir a la sostenibilidad y mejorar la eficiencia.
Con las políticas que van surgiendo para combatir el cambio climático, las empresas han buscado formas de reducir la huella de carbono, tanto en el consumo de energía como en la gestión de residuos, y mejorar así la eficiencia en la cadena de frío.
La sostenibilidad medioambiental ha sido asumida por el sector a raíz de la crisis sanitaria y en un contexto de alza imparable del precio de la electricidad. Esta tendencia se ve reflejada en dos grandes medidas: el uso de las energías renovables en los almacenes (i) y el énfasis en la eficiencia energética (ii). Además, se plantean nuevos retos como el cambio de productos refrigerantes a otros menos contaminantes.
Los operadores logísticos han abordado los desafíos medioambientales y tecnológicos simultáneamente, como la inversión en automatización para reducir el consumo de energía y emisiones y aumentar la eficiencia y productividad.
Múltiples estudios demuestran que existe una fuerte transformación tecnológica en el sector del almacenamiento y la logística del frío, al servicio de fomentar una alimentación más natural y saludable, según el Observatorio del Frio de la Asociación de explotaciones frigoríficas, logística y distribución de España (ALDEFE).
Entre las principales tendencias que se esperan para el próximo año destacan, una vez más, la digitalización y automatización, los motores principales que mueven la cadena de frío. Según las previsiones, se verá implementado en soluciones IoT para la monitorización en tiempo real de la temperatura y la humedad, así como el empleo de tecnología blockchain para la trazabilidad de los productos en toda la supply chain. Este despliegue de medios sigue motivado por la exigencia de los consumidores de saber dónde están sus pedidos, sobre todo alimentos, y garantizar que la conservación ha sido la adecuada en todo momento.
Sin embargo, la tendencia emergente más destacada es la tecnología de la cadena de frío inteligente, por el impacto que tendrá en la planificación y desarrollo del trabajo en la cadena de suministro, ya que la IA y el machine learning serán los protagonistas.
El crecimiento de la demanda de almacenamiento en frío ha sido sostenido en el tiempo. La pandemia aceleró la transición al e-commerce y la conciencia para adoptar una alimentación más saludable. La coexistencia de estos dos fenómenos ha causado una mayor demanda de productos frescos y congelados, tanto en las tiendas físicas como en la entrega a domicilio.
La previsión para los próximos años apunta a que seguirá aumentando el consumo de alimentos congelados en todo el mundo.